Beto Carmona, casado por cuarta vez y acusado por haber maltratado a las ex esposas, tomaba tres pastillas al día y con esa medicación se sentía aliviado, aunque igual sentía que el corazón, poco a poco, se le caía. Un lunes, no aguantó más y se dirigió a la clínica, previa pelea a golpes con Roxana, su esposa actual, la enfermera de turno colocó el estetoscopio en el pecho, y, silencio, los latidos los tenía a la altura del estómago, el cardiólogo incrédulo indicó una radiografía abdominal, él y sus colegas quedaron en silencio al revisar la placa contra la luz. Para la siguiente consulta, a los 15 días, luego de un enfrentamiento nuevamente con su esposa, el doctor lo examinó y mediante una colonoscopía observó sorprendido que el corazón ahora se alojaba en el intestino grueso, le recetó un laxante, esperaron el efecto del medicamento, y al final de muchas deposiciones le indicaron que su corazón era una mierda.
