Hoy me reuní con mi único enemigo. Nos pusimos al día sobre nuestras vidas, también recordamos peleas, las veces que nos quitábamos la novia, los momentos donde tuvimos un acercamiento sentimental con nuestras hermanas. Obviamente existieron silencios como en toda conversación, pero, sobre todo, carcajadas.
Me dio gusto verlo, al final, tuve que pagar la cuenta, hizo el mismo ademán de rebuscarse los bolsillos, es algo que ya lo había hecho hace muchos años. Salimos, me cedió el pase, abrió la puerta, nos despedimos, se acercó a abrazarme, le correspondí con uno muy fuerte y certero, desvaneció y mientras trataba de encender el auto, los médicos lo subían a la ambulancia.
