Algo le aterraba a aquella niña de blanco al asomarse a ese extraño pozo en medio del bosque. Algunos pobladores comentaban que criaturas aparecen desde abajo, miran e intentan alcanzar tu rostro, otros dicen que en el agua se refleja una bella figura. La verdad es que lo real está del otro lado, la niñaSigue leyendo «El pozo»
Archivo de categoría: Microrrelatos
Caperucita
—¡Caperucita está viva! —Es imposible —¡Sí, su corazón late muy rápido! —comentó el doctor mientras pasaba el ecógrafo a tremenda panza peluda.
Un poco de fuego
En medio de las frías montañas, desde una pequeña cabaña y sin conseguir leña, Gepetto tuvo que enseñarle a mentir a su hijo.
De tal palo, tal astilla
¡Ay mi madre Josefa! Viejita estás pues, me respondes solo con refranes. Siempre le busca tres pies al gato, no entiendo por qué se complica tanto la vieja. Los gatos no tienen pies, sí cuatro patas, posiblemente te han dado gato por liebre, le comento. Hijito, a caballo regalado no se le miran los dientes,Sigue leyendo «De tal palo, tal astilla»
Apuesta
Pedí dos cervezas más, me quedé sin dinero, quería seguir tomando. Quienes serán los ilusos esta vez, me pregunté. Me acerqué a la mesa de al lado y les dije para apostar. Me miraron de reojo, luego se miraron entre sí y me preguntaron cómo. El que saca el número 6 de manera consecutiva conSigue leyendo «Apuesta»
El spoiler
Fin.
Samuel y ella
El tiempo vuela y ustedes lo saben. Son casi 6 años o más, no sé, pero para celebrar nos encontramos en el restaurante italiano de siempre. Estaba allí en la misma mesa, toda una princesa, ojos claros, cabello largo y vestido celeste, quedé inmóvil, sin saber qué hacer, a pesar que nos mirábamos fijamente. DejéSigue leyendo «Samuel y ella»
Escondido
Estuve escondido por 8 horas. Tocaron el timbre, mi madre había llamado a la policía, escuché todas las indicaciones a seguir cuando se pierde un menor, ella cayó al piso, la sujetaron del brazo. Pasaron las horas, lloraba desconsolada, se arrodilló frente a la virgen de Lourdes, pidiendo que aparezca, yo estaba atrás de unaSigue leyendo «Escondido»
¡Tierra a la vista!
Cada hora que pasaba nos acercábamos al objetivo, cuatro meses y medio navegando por las aguas del atlántico para llegar a buen puerto, al Puerto de Palos. Tierra a la vista, grité. Algarabía entre los tripulantes, éramos quinientos descendientes de incas, taínos y mayas desembarcando con costales y alforjas vacías buscando la revancha.
Esperanza Contreras
—Está pendiente subir tremenda pendiente, Pedro. —Si Esperanza. ¡Cómo cuesta esta cuesta! —Estamos solo a puertas de la puerta Pedro, muy cerca de la cerca. —Hay que tener esperanza, Esperanza —No coincido contigo, Pedro.