Desde mi ventana, vi salir a un hombre corriendo y gritando de la casa de al lado, se tapaba los oídos con ambas manos. Luego por la noche, mi vecino comentaba que intentaron robarle su gran campana de oro. La tenía en medio de un gran salón, pero al no poder cargarla el delincuente, intentóSigue leyendo «La campana de oro»
Archivos por mes: noviembre 2016
Disparo
La bala ingresó por el pecho. Se arrodilló, luego cayó boca abajo, como si fuese a besar el piso, un charco de sangre brotaba sólo del pecho, felizmente; atrás estaba su hijo.
Alma errante
Mi alma extraña su cuerpo; por eso busco a mi madre, novia, amigos, o, por el contrario, a mi propio cadáver.
200 grados
Las llamas también habían hecho su trabajo; las paredes colapsadas, los mueblen desechos y los propietarios carbonizados en su habitación. La silueta, de aquel hombre de rojo, proyectada en el humo, extinguía el fuego; pero con sus lágrimas.
Despedida
Hasta mañana, señor García-dijo la enfermera a su paciente. Al salir de la habitación, ella caminaba mirando las losetas oscuras del pasillo del hospital, pensando que en unos minutos más, lo trasladarían; a la morgue.
¿Héctor?
– ¿Recuerdas que llegamos a un valle lleno de árboles, nos paramos en un pequeño muelle de madera, y abrazados nos quedamos mirando una laguna que reflejaba el cielo azul? -(no) -Pero, siempre íbamos a esa laguna, Héctor. ¿Lo Recuerdas? -(no) Hablaba una mujer indigente, que deambulaba por la calle, sucia y solitaria.
El hombre bala
Todos estábamos esperando el acto más aclamado y peligroso. El público impacientaba, tenían lista sus cámaras fotográficas y filmadoras para captar el preciso momento. Un estallido hizo saltar al público de sus asientos; nadie pudo ver esa noche: al hombre bala.
Sombras
Los cuatro estábamos disfrazados de payaso, ahora que lo recuerdo, había otro niño más. Nunca se sacó la máscara; movía la cabeza de una forma extraña y no pidió golosinas. Al llegar a un oscuro parque, lo perdimos de vista. Seguimos. Y mientras caminábamos, conté nuestras sombras…eran sólo tres.
Reflejo
Una lágrima recorre su mejilla. Alzo la mirada y contemplo con detenimiento sus ojos. En ellos, siempre navego hasta su alma; ahora sólo observo un reflejo: mi cuerpo de rodillas mostrándole un anillo.